Lecturas del mes: mayo-septiembre 2017 y #LeoAutorasOct

¡Hola, buenas!

Puesto que llevo unos meses sin hacer el resumen de lecturas mensual y se me empiezan a acumular los libros para comentar, he decido que voy a hacer una única entrada para hablar de todo lo que he leído desde mayo hasta ahora, incluyendo lo de #LeoAutorasOct, porque a fin de cuentas sólo he leído mujeres desde entonces, prácticamente, y casi lo podemos considerar como una extensión del mismo.
Esos sí, no os voy a hablar de las novelas cortas de la Editorial Cerbero que he leído estos meses, porque quiero hacer una entrada conjunta con las cinco.

Tengo que decir que, aunque empecé con muchas ganas el #LeoAutorasOct, siguiendo a muy buen ritmo el objetivo que me había marcado, los acontecimientos político de los últimos dos meses en Catalunya me han hecho bajar el ritmo, y al final he dejado dos libros sin leer (que espero poder leer en diciembre, porque este mes estoy participando en el NaNoWriMo y no me da la vida).
También quiero comentar que algunas de las novelas ya las he reseñado con extensión en otras entradas, tanto aquí como en La Nave Invisible, así que en esos casos os dejaré el enlace para que podáis leer en el lugar correspondiente con más detalle.

 Por último, el corazón, Margaret Atwood

La primera novela que he leído de la famosa escritora estadounidense, autora de El cuento de la criada, y que me ha dejado con una sensación agridulce.
Por último el corazón es una novela de ficción especulativa interesante y muy bien escrita, que además trata algunos temas muy actuales y necesarios, pero que me ha dejado más bien fría y he terminado por compromiso.
La trama se sitúa en un futuro cercano en el que la crisis económica ha dejado a buena parte de la población estadounidense sin trabajo y, por lo tanto, sin casa. La delincuencia se extiende y el gobierno no puede controlar la situación. Muchas de esas personas que han perdido todo lo que tienen malviven en la calle a merced de que cualquier delincuente o loco.
Stan y Charmaine son un matrimonio que vive en el coche y que se las apaña con el sueldo que saca ella como camarera por horas. El anuncio de un experimento que una gran multinacional está realizando en una ciudad cercana llama su atención y ante la perspectiva del futuro incierto los dos se ofrecen como conejillos de indias.
El experimento consiste en vivir en Resiliencia, una ciudad aislada del mundo exterior en la que la vivienda y el trabajo están garantizados. La parte negativa del trato es que esa vida debe compaginarse con la vida en la prisión de Positrón, que se encuentra en la misma Resiliencia. Así, los habitantes de la ciudad alternan un mes en su casa y un mes en la cárcel, de forma indefinida.
Lo que no saben ni Stan y Charmain es lo que se cuece en realidad en la penitenciaría de Positron, algo que acaban descubriendo después de verse involucrados en una sucesión de disparatadas situaciones, en la que las infidelidades, la corrupción política y empresarial y la falta de ética de las multinacionales tienen mucho que ver.
Esta distopía que no queda tan lejos de nuestra realidad nos muestra el futuro posible que podría llegar a acontecer si dejamos que la economía gobierne el mundo. Además, Atwood también toca el tema de la modificación de sentimientos y la creación de robots sexuales y lo que supone esto para la sociedad.
Personalmente la novela no me gustó porque me resultó muy pasada de rosca, con unos personajes que se me hicieron detestables, y porque en su relato de un mundo distópico no me ofreció ni siquiera un leve punto de esperanza al que agarrarme. Además, para mi gusto, Atwood utiliza demasiado el sexo en la novela, dándole la culpa de todos los males que ocurren en la historia y también en el mundo.

El mejor de los mundos posibles, Karen Lord

Si no conocéis esta novela, es que no seguís a las personas adecuadas, así que os invito a seguirle la pista a @DikanaMai, que es la que ha llevado por todo el mundo la palabra de Lord y de su bonita novela de ciencia ficción. También podéis leer la reseña que ella misma hizo en La Nave Invisible, y que es mucho más completa que las impresiones que comparto con vosotros
En esta novela de ciencia ficción espacial no esperéis grandes batallas intergalácticas, ni tampoco una distopía de esas que destrozan el corazón. El mejor de los mundos posibles es una novela mucho más tranquila, de algún modo de exploración espacial, pero también de relaciones personales y de comprensión entre especies.
Los sadiri son una raza alienígena que ha perdido su planeta, Sadira, a manos de otra raza. Algunos de los supervivientes se trasladan al planeta Cygnus Beta para intentar buscar un lugar en el que asentarse y también para realizar un estudio de compatibilidad genética entre las razas que viven allí, con intención para buscar candidatas que quieran formar parte de su comunidad y de esta manera les ayuden a “repoblar” su especie, que debido al desastre se encuentra al borde de la extinción.
El gobierno de Cygnus Beta pone a su disposición algunos trabajadores para que los ayuden en esta tarea (y de paso realicen su propio mapa genético en el planeta), de manera que el grupo que realiza la expedición de búsqueda acaba compuesto por cuatro miembros sadiri y cuatro autóctonos (que son muy heterogéneos, porque en Cygnus Beta conviven muchas razas). A lo largo de la novela seguimos su viaje por el planeta, visitando otras culturas y formas de entender la vida y también vemos cómo e van desarrollando las relaciones entre ellos.
Los protagonistas indiscutibles de esta historia son Delarua, una mujer de mediana edad de Cygnus Beta que acaba enrolándose en la misión, y Dllenahkh, una especie de intelectual sadiri que es el que lleva las riendas de la misión y en el que sus compañeros confían plenamente. Buena parte de la trama gira en torno al desarrollo de su relación, primero como compañeros, luego como amigos, y al final como algo más.
No es una relación fácil. Los sadiri son telépatas y sus costumbres distan mucho de las de los habitantes de Cygnus Beta. Además, han vivido un gran drama, pues todos lo que están allí han perdido a alguien en la destrucción de Sadira y, además, su raza se encuentra al borde de la extinción. Pero ahí precisamente reside la gracia de la novela.
Aun con todas las desgracias que refleja la novela, su historia desborda esperanza por todos los poros. No nos esconde la dureza de la realidad, de la muerte, del abuso, de los errores que todos cargamos a la espalda. Pero no se recrea en ello sino que nos muestra que, a pesar de todo, el mundo siempre tiene un espacio para mejorar.

La fase del rubí, Pilar Pedraza

Podéis leer la reseña completa que hice para La Nave Invisible.
Mi primera lectura de Pedraza, una novela de terror que me ha dejado gratamente sorprendida y que disfruté muchísimo.

Rojo y oro, Seliria

Segunda novela de este dúo de escritoras españolas que leo, una historia de dioses y gladiadoras ambientada en un mundo que refleja el Imperio Romano.
Orion, el dios de la vida, está prisionero a manos de Hera desde que era un bebé, en castigo por el asesinato que su madre cometió muchos años atrás. Obligado a servir como amante de Hera y expuesto a humillaciones, vejaciones y torturas constantes, Orion traza un plan para escapar: liberar a Eris, la diosa del caos, su madre. Pero Orion es el dios de la vida y no sabe luchar. Ademas, la sangre y el dolor le hacen perder las fuerzas. Por eso convence a una gladiadora para que lo ayude en su empresa.
Asteria, por su parte, es una esclava del emperador que se ve obligada a luchar como gladiadora después de que su pueblo, el de las amazonas, fuera masacrado y las supervivientes esclavizadas. Asteria es la mejor luchadora, aunque su única ambición es liberar a las suyas y volver a casa. Pero las cosas cambian cuando aparece Orion y le muestra lo que hace realmente el emperador con aquellas compañeras que ella cree liberadas. Por eso, a partir de entonces, sólo le queda el deseo de venganza. Así que accede al alocado plan del dios para liberar al Caos.
A partir de ahí la historia se desenvuelve por caminos muy variados, como aventuras, conspiraciones y traiciones, en un enfrentamiento que acaba yendo mucho más allá de lo que Orion pensó cuando inició el plan y que de algún modo acaba cambiando el status quo en el mundo de los dioses.
Probablemente cogí esta novela en una época que no era la más adecuada, pero la verdad es que su crudeza influyó mucho en el hecho de que no terminara de disfrutarla como con Títeres de la magia, de las mismas autoras.
También tuve problemas con cómo está llevada la historia de amor, que me resultó algo forzada porque los personajes parecen más hermanos que amantes. Además, me produjo la sensación de que de algún modo empaña la trama principal, que en cierto punto queda aparcada en un punto álgido y luego volverle a coge el hilo es difícil.
No es que sea una mala novela. La trama de las venganzas y maquinaciones de los dioses es muy original. También lo son los dos personajes protagonistas, que huyen de los roles de género habituales en este tipo de historias: Asteria es la guerrera fría y calculadora que no le teme a la muerte, mientras que Orion es el chico en apuros, miedoso e idealista que intenta luchar por lo que cree justo pero que no sabe muy bien cómo hacerlo. Pero además, esos personajes no se encasillan en esos roles sino que son capaces de evolucionar (especialmente Orion) alejándose de estereotipos y desarrollos cliché.
Como en la mayoría de novelas de las autoras, la presencia de personajes LGTBIA está garantizada, así como la presencia de elementos de reivindicación feminista o de igualdad social. En ese punto es interesante el mundo de las amazonas, que aunque casi extintas al empezar la novela se nos presenta a través de recuerdos. Las amazonas son un pueblo exclusivamente de mujeres que sólo interactúan con los hombres para procrear. Un detalle interesante es que hablan usando el femenino genérico.

Horizonte 6, Caryanna Reuven

Un volumen autoeditado por la misma autora que recoge cuatro relatos de ciencia ficción ambientados en el mismo universo, que son como pedazos de la misma historia en diferentes épocas.
El primero de ellos, Encélado, nos cuenta el descubrimiento de un grupo de científicos de lo que puede ser una nave extraterrestre en dirección a la Tierra.
En el segundo, El último viaje de la Dama, nos encontramos a bordo de una misión espacial tripulada que se dirige hacia HD 85512 b, un planeta habitable situado a 40 años luz de la Tierra, para establecer allí una colonia humana.
En el tercero, Humanidad, conocemos a una IA que quiere saber qué es ser un humano. Para que lo comprenda, un grupo de científicos, liderados por la doctora Elin, le otorga un cuerpo humano sintético.
Y en el cuarto y último, Otro Horizonte, nos ponemos en la piel de los aliens que se dirigen a la Tierra en el primer relato, para conocer un poco más sobre ellos y descubrir la relación con otro de los relatos.
Caryanna escribe realmente bien. Además, aquellos de sus relatos que se podrían definir como ciencia ficción dura no pierden la chispa de una agradable lectura, mostrándonos a personajes que se hacen cercanos e historias que atrapan al lector. Una lectura corta y amena que hace las delicias de los fans de la ciencia ficción más clásica.



La luna en las minas, Rosa Ribas

Podéis leer la reseña completa que hice en el blog.
Una novela que entremezcla lo fantástico con elementos costumbristas de la vida de los emigrantes españoles a Alemania en los años 60 y que me fascinó. Lo recomiendo muchísimo.

 POP!: 10+1 relatos musicales, V.V.A.A.

Podéis leer la reseña completa que hice en el blog. 
Una antología de relatos basados en canciones pop en el que participo con un relato. Tiene historias de varios géneros, pero el conjunto es muy recomendable.

Las cenizas que quedan, Andrea Prieto Pérez

Siempre me ha gustado leer a Andrea. Cuando empezó a publicar novelas en el foro de LGG me leí tres de ellas y lo curioso es que me gustaron todas a pesar de ser tan diferentes. Andre tiene la habilidad de que sus historias siempre sean originales. De verdad, no sé cómo lo hace, que parece que se saca de la manga cosas que a pesar de poder inscribirse dentro de la ciencia ficción o la fantasía siempre me sorprenden.
Eso es lo que ocurre con Las cenizas que quedan, una novela a medio camino entre la fantasía y la distopía, que no deja de ser una novela de aventuras, pero que aun así gira y gira para dejar al lector con la boca abierta al terminarla.
En un mundo en el que la magia se extrae de las cenizas, todo lo conocido ha sido devastado en grandes incendios y cataclismos por la codicia de la Congregación Espúrea, un grupo de magos que buscaban llevar su poder al máximo exponente. Los pocos supervivientes es ese mundo de cenizas viven en comunidades encerradas en edificios que mantienen sus necesidades básicas gracias a la magia. Sólo unos pocos exploradores se atreven a salir al exterior para proteger al resto de compañeros de las tribus salvajes que adoran el fuego y que los quieren ver muertos.
Antaño, Aline fue una de esos exploradores, pero después de que un accidente la apartara de la lucha  ha entrado a formar parte del consejo de su comunidad. Pero la cosa cambia cuando aparece Weiss, un antiguo compañero que ahora se dedica a explorar el exterior y que regresa a la comunidad para traerle un mensaje póstumo de su tío, otro explorador que abandonó la comunidad muchos años atrás. Weiss y Aline no se soportan por culpa de un pasado común, pero aun así el primero se las ingenia para obligar a la segunda a iniciar un viaje en busca de las coordenadas que el tío de Aline le legó a su sobrina.
A partir de ahí ambos inician una roadtrip por un paraje devastado que les llevará no sólo a descubrir qué fue lo que encontró el tío de Aline, sino también muchas verdades que se esconden tras la Congregación Espúrea, los salvajes que amenazan a sus comunidades y la magia y el mundo en el que viven en general.
¿Lo mejor? Los personajes, sus traumas, sus deseos, sus miedos. Andrea es un as creando a personajes torturados y en diseccionar todo el dolor que llevan dentro. Debe ser deformación profesional. Aunque también el sistema de magia y el mundo que yergue para contarnos esta historia merecen una mención especial. 
Eso sí, particularmente no le voy a perdonar en la vida el final. Beware.

Fragmentos de la Tierra Rota, Elaine Vilar Madruga

La lectura conjunta de La Nave Invisible para el #LeoAutorasOct, que por desgracia no tuvo mucho éxito pero que os recomiendo encarecidamente, para cuando podáis echarle un vistazo.
Se trata de una recopilación de tres relatos y una novela corta, ambientados en diferentes épocas en un mundo devastado por una gran guerra, en el que la magia está desapareciendo.
Estas cuatro lecturas están cargadas de simbolismos que hablan de los horrores de la guerra y del uso de las mujeres para el simple hecho de que engendren hijos y, además, dan muchísima importancia a la maternidad, al uso negativo de ésta y a las relaciones madre-hija. Tienen un aire muy tribal y dan especial valor a las costumbres tradicionales frente a la modernización. Es una lectura muy dura pero muy diferente a lo que estoy acostumbrada a leer, con una visión de las cosas que se aleja de la mía, pero que a la vez de me hace muy cercana en algunos
puntos. Por eso es una lectura que he disfrutado mucho.
En el primer relato, Khatakali, tenemos que en ese mundo postapocalíptico los niños que nacen desde entonces tienen todos defectos: el mal de Nake. Para arreglar esas taras, los viejos de las comunidades pidieron a los medcs, los habitantes de las ciudades, que curen a sus pequeños. Los medcs acceden, pero cuando los niños vuelven a casa se han convertido en cascaras vacías incapaces de conectar con sus mayores.
El relato nos cuenta la historia de Khatakali, una niña Nake cuya madre no quiere mandarla a los domos para que la curen, pero que cuando crece, sintiéndose diferente y asfixiada por la sobreprotección de su madre, decide ir ella por su propio pie.
El segundo relato, Paradoja, cuenta la historia de Sial, un joven que ha sido llamado a una guerra a la que no quiere ir. Para escapar a su destino busca la ayuda de una Hechicera y le pide que transfiera su esencia a un animal o planta. Pero antes de poder terminar esa transición, la hechicera es descubierta por los soldados, y el alma de Sial se ve atrapada para siempre en un tapiz que la hechicera estaba tejiendo.
Ese tapiz, convertido en capa, pasa de mano en mano hasta llegar a hasta a Lucaiz Setar, un capitán de barco que regresa a su tierra para advertir a los suyos que están siendo manipulados por Humo, un dios invisible que los envía a una guerra sin sentido. A través de los ojos de Sial convertido en tapiz asistimos a la historia de este segundo personaje que nos habla de los horrores de la guerra.
En el tercer relato, Mariposa del oeste, nos situamos en una época  en la que la guerra ha terminado. No hay hombres, porque todos los que fueron a la guerra y los regresaron están afectados por el mal Nake o el mal iaga. Las niñas que nacen en esa época se llevan a las factorías de BodyPlus donde les tallan unas alas a la espalda y se les hace un tatuaje que indica que son hijas del la Guerra y pertenecen al Dios. Además, esas niñas tienen que presentarse en el palacio Niedo, donde el Dios elige a las que le gustan y las hace sus esposas.
De todas las que se presentan en el palacio Niedo ese año sólo seis son seleccionadas para entrar a formar parte del cortejo de Esposas Menores del Dios y Anahira, la protagonista del relato, es una de ellas. A partir de ahí, Anahira nos cuenta lo que supone vivir en Niedo, donde su único propósito es dar hijas al Dios.
La última lectura de la antología es la novela corta Promesas de la Tierra Rota, que nos cuenta la historia de Melkar, un niño nacido en una tribu, que es entregado por su madre a un dragón protector al nacer, que lo criará y hará de él un hombre de provecho que ayudará a su tribu en el futuro.
Cuando Melkar tiene más o menos 10 años, Sulk, su dragón, se lo lleva lejos de la tierra en la que han vivido durante todo ese tiempo, a un viaje iniciático para mostrarle la verdad sobre el mundo, un lugar que ha sido devastado por la guerra, en el que las ciudades se han convertido en lugares hostiles y en el que las mujeres más allá de su tribu siguen siendo usadas para engendrar hijos que se envían a la guerra y vuelven (los que vuelven), deformados.




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