Película: Star Wars: Episodio VIII - Los últimos Jedi
Puesto que este año ha sido una gran mierda y lo único que
tengo ganas de hacer con él es prenderle fuego con un lanzallamas, no va haber
balance, ni resumen, ni nada por el estilo en el blog.
En vez de eso estoy aquí, el último día del año, para
hablaros de una de las pocas cosas buenas que me ha traído 2017: Star Wars, Los últimos Jedi.
Supongo que a estas alturas todo aquel que quería ver la
película ya la habrá visto (o lo hará dentro de poco). Si eres de los que tiene
intención de hacerlo pero todavía no lo ha hecho, te recomiendo que vayas ya
mismo a comprar las entradas, antes de que la quiten o la pongan en una sala
pequeña de esas en las que ya no te puedes flipar viéndola en pantalla
supergrande.
Y me vas a preguntar: ¿Y por qué es tan importante que vaya
a verla?
Pues porque Los últimos Jedi lo mola todo. Sí, así de simple. Es una película de esas que te tiene en
tensión durante dos horas y media, esperando a ver qué puñetas va a ocurrir y
que no deja de sorprenderte (para bien) una y otra vez.
Tiene todo lo bueno de una película de la saga: enfrentamientos de naves, luchas épicas de espadas, bastante culebrón familiar, y, además los buenos
siempre parece que van a perder pero que de alguna manera mágica y milagrosa siempre
consiguen salvarse al final.
Pero también es una película con un trasfondo muy oscuro,
que te muestra la parte más cruenta de la guerra, de la gente que muere en las
batallas y de los seres queridos que dejan atrás, de los oprimidos por el
imperio de La Primera Orden y de los que se lucran con el comercio de armas y
lo hacen su modo de vida, ignorando la miseria del resto de la Galaxia.
Personalmente vi cumplidas muchas de mis expectativas para
con la película y eso me ha hecho amarla aún más.
A partir de aquí
empiezo a soltar SPOILERS DE LOS GORDOS. Así que si todavía no has visto la
peli, mejor que dejes de leer y vuelves más adelante.
Pero es que además, Los
últimos Jedi juega con lo viejo y lo nuevo en un equilibro perfecto.
A lo mejor es porque yo soy de la vieja escuela y he visto
la trilogía original unas dos mil veces (hasta rayar los VHS), pero he encontrado
muchas reminiscencias a El Imperio
Contrataca y a El retorno del Jedi en
Los últimos Jedi: he visto una ciudad
de ensueño, he visto a un aliado traidor, he visto a un protagonista convencido
de que puede redimir a su enemigo y alejarlo del Lado Oscuro. No ha sido la
misma sensación de déjà vu que me
produjo la primera, pero aun así me ha arrancado más de una sonrisa.
Pero al mismo tiempo, todo ese telón de fondo viejo no sirve
más que para mostrarnos una historia completamente nueva.
Hay dos cosas que me han llamado especialmente la atención
de esas novedades y que me han hecho amar la película hasta el infinito y más
allá.
La primera de ellas es la presencia de mujeres y de lo
femenino en la trama. No como un decorado. No mujeres para llenar el cupo. No mujeres haciendo de
hombres. No mujeres siendo fuertes y rompiendo cosas y yendo a la guerra para matar
porque es la única manera de arreglar las
cosas (aunque también las hay que hacen esas cosas, como la capitana
Phasma, porque el término mujer es muy amplio e incluye a todo tipo de
personas).
Pero no, no hablo de eso.
De lo que hablo es de la presencia de mujeres con puntos de
vista de mujeres. Mujeres haciendo cosas, pero haciéndolas a su manera y
ofreciendo sus planes y demostrando que esos planes son tan buenos o más que
los de los hombres.
Para describir exactamente esto no hay mejor frase que la
que dice Rose hacia el final de la película sobre que no ganaran la guerra
destruyendo a lo que odian, sino protegiendo a lo que aman. Porque es cierto
que muchas mujeres hacemos las cosas así o vemos el mundo a través de ese
prisma de protección y cuidado (nos educan para ello, cómo no vamos a hacerlo),
así que me parece importante dejar de devaluarlo. Siento que, de algún modo, al
incorporar esas tramas se eleva lo femenino a la categoría de válido, bueno y
aceptable.
En ese sentido encuentro fascinantes todos los personajes
femeninos de la película: Leia, que nos demuestra que ella también sabe usar la
fuerza si hace falta, Holdo, que no se arruga ante la chulería de Poe y que es
una gran líder que sabe encontrar una solución a la situación que no implica la
muerte ni la destrucción y Rose, con su gran sentido del bien y del deber. Y,
obviamente, Rey, de la que hablo un poquito más abajo.
En segundo lugar está la trama de Luke, Rey y Kylo.
Creo que no hay nada mejor que el hecho de que esos tres
personajes se alejen del prototipo de héroes o villanos encasillados que
venimos viendo en toda la saga. Ninguno de ellos es bueno o malo al cien por
cien (bueno, Rey es cien por cien buena, pero no duda en hacer cosas como
adentrarse en la oscuridad cuando cree que debe hacerlo).
Lo que han hecho con Luke es la leche. Es simplemente
genial. Me gusta que se deje de mitificar al héroe Jedi como un ser superior que
no puede cometer actos terribles o equivocarse, sin que ello le lleve a
convertirse en el enemigo. Todos nos equivocamos, también los héroes. Luke fue
cobarde cuando barajó la idea de acabar con Ben, y lo fue más cuando huyó
porque no sabía cómo arreglar el problema. Pero en el fondo sigue sabiendo que
tiene que hacer algo para arreglar las cosas.
En ese sentido también me encanta como después de
conocer el conflicto que llevó a Kylo y a Luke a convertirse en lo que son, Rey se
lía la manta a la cabeza y decide que, aunque hayan ocurrido cosas malas (horribles), lo que
hay que hacer es buscarle una solución al problema. Y no una solución en plan
“bueno, matemos a Kylo” sino una solución en plan “oye, Luke, lo hecho, hecho está, pero puede que Ben
quedara tan traumatizado que habría que ir a hablar con él y mostrarle que en
realidad está equivocado, así que si no vas tú, iré yo".
Kylo es, para mí, el otro gran acierto de la película,
acompañado por la genial actuación que hace Adam Driver. Kylo es el malo, pero
es un malo terrible, que en realidad solo se mueve por la venganza, el odio y
la frustración, y cuyos actos egoístas en realidad no hacen más que perjudicar
La Primera Orden. Sus subordinados no lo
respetan y sólo obedecen por el miedo que provoca en ellos su Fuerza. Kylo Ren es un fraude que ni siquiera sabe cuál es su papel en toda esta historia.
Hay un par de puntos aquí a los que querría poner un «pero».
El «pero» número uno es que se asocie a Rey a la Luz y Kylo
a la Oscuridad, porque siempre se acaba poniendo a los personajes femeninos como entes
de luz y como eternas redemptoras. «La mujer es buena por naturaleza y por eso persona». Pero bueno, eso lo vamos a
dejar como un simple comentario, porque en realidad no sería un problema en sí mismo si eso no ocurriera siempre, y, además, arreglarlo implica cambiaría completamente la
historia.
El segundo «pero» (este ya es hipotético, puede que no
ocurra, es más, sé que no ocurrirá, tengo fe, tengo esperanza) es que no
quiero, bajo ningún concepto, que llegue a usarse el amor romántico como
instrumento redentor.
Personalmente quiero que Ben Solo vuelva con la Resistencia.
Me encantan los personajes malos que se pasan al bando de los buenos, aunque
sigan conservando ese punto de maldad. Además, veo en Kylo Ren a un niño que perdió el norte y
que piensa que nadie lo quiere y que la única manera que tiene de hacer que lo respeten y lo
admiren es volverse poderoso, amenazar a los demás con ese poder y romper cosas
(sí, también sé que ese hilo de pensamiento raya el “en realidad es bueno, pero
las circunstancias lo volvieron malo”, lo sé y soy consciente de ello). De
hecho, me encantaría que con Kylo pasara algo así como lo que le ocurre a Riku de Kingdom Hearts.
Pero lo que no quiero es que sea el amor milagroso el que lo
salve. Soy fan acérrima de la pareja Kylo-Rey y a mí me haría inmensamente
feliz que ellos dos fueran la historia de amor de la saga (de hecho pienso que
ya lo son, digan lo que digan los detractores, sólo hace falta ver la escena de
la mano y de la lucha en los aposentos de Snoke). Pero no quiero que esa
historia se use como elemento de salvación, sino que me gustaría que Ben
encontrara el camino hacia la Luz (o, mejor, hacia el equilibrio Luz-Oscuridad)
por sus propios medios y que en esa vuelta pudiera encontrar el amor. Sin duda Rey
juega un papel muy importante en ese camino, pero puede hacerlo como guía o
como amiga, como punto de apoyo y compañera. No hace falta que lo haga como el
amor de su vida.
En definitiva, la película me ha encantado y no sé cómo haré para sobrellevar estos dos años de espera que aún quedan para que se estrene el Episodio IX. Con mucha paciencia, sin duda.
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