Cuando ni la falta de memoria puede borrar el amor por los libros

Old Damascu by Rures


Hoy me ha ocurrido algo en la librería que me ha conmocionado muchísimo y me gustaría compartirlo con vosotros.

Era media tarde cuando ha entrado una pareja mayor (rondarían los setenta años) preguntando por una novela que les habían recomendado para regalar a su nieta. Mientras consultábamos en el ordenador en busca del libro, el hombre se ha escabullido discretamente para ir a echar un vistazo por la tienda, mientras yo hablaba con la mujer. Entonces, cuando ella se ha dado cuenta de la desaparición de su marido, ha puesto los ojos en blanco, ha suspirado, nos ha mirado y ha dicho: "es que tiene problemas", y se ha señalado la cabeza.

Y entonces, entre susurros, para que él no pudiera oírnos, nos ha contado a qué se refería.

Resulta que su marido era médico, además de un hombre muy culto a quien le encantaba leer. De esas personas que no le hacen ascos a nada y devoran cualquier libro con avidez. Un amante de los libros en mayúsculas. Pero el alzheimer le ha atacado y ahora apenas puede leer porque al día siguiente lo ha olvidado casi todo.

Esa incapacidad lectora le frustra mucho porque él sigue amando los libros con locura. No puede evitar entrar en las librerías y ojear las últimas novedades en busca de una nueva lectura. Y lo que es peor, no puede evitar comprar esos libros que le llaman la atención, ya sea en fechas señaladas como Sant Jordi o en cualquier día como hoy, deseando poder leerlos algún día. Un día que probablemente no llegue jamás.

Después de comprobar que no teníamos el libro que buscaban y de que el hombre terminara su vuelta de rigor por la librería (esta vez sin comprar nada), la pareja se ha ido, cogida del brazo. Y yo no he podido evitar que se me llenaran los ojos de lágrimas imaginando a ese señor en su casa, rodeado por sus libros, lamentándose por no poder perderse dentro de alguno de ellos.

Comentarios

  1. Jo. Las palabras se van, pero el amor se queda.

    ResponderEliminar
  2. Yo me lo he imaginado tal cual lo has contado y casi me quedo llorando. Debe doler muchísimo querer hacer algo con todo el amor del mundo y no poder por el alzheimer.

    ResponderEliminar
  3. Es triste su condición, pero admirable que el amor por los libros no desaparezca en él, gracias por compartirlo.

    ResponderEliminar
  4. Dios mío, vaya una historia triste de verdad. Ha de ser horrible..

    ResponderEliminar

Publicar un comentario