Videojuegos: Rime



Hay juegos que llegan a tu vida en un momento especial (que no tiene por qué ser un momento bueno) y que por eso te marcan profundamente y se quedan contigo para siempre.
En el último año he jugado a cuatro juegos y tres de ellos han tenido un efecto muy importante en mí y me han ayudado a pasar por los malos momentos que estaba viviendo. Por ejemplo, Life is Strange me acompañó los días que estuve de baja después de haber tenido un aborto, y aferrarme a la historia de Max y Chloe me ayudó a pasar por ese periodo de irrealidad y tristeza. Algo parecido me ocurrió con Final Fantasy XV, juego que en un principio no me llamó la atención porque no conseguía conectar ni con la historia ni con los personajes, pero al que terminé dedicando más de 140 horas de mi vida en una de mis épocas más oscuras, porque explorar el mapa abierto del juego y completar todas las misiones secundarias era lo único que me permitía evadirme de la realidad.
Rime llegó un poco después, cuando ya estaba en fase de recuperación, y me engañó con su apariencia de juego cándido e infantil, para romperme el corazón en mil pedazos cuando lo terminé. A pesar de ello, es un juego que ha supuesto algo importante en mi vida y por eso he escrito esta entrada para hablaros de él, porque creo que merece todo el reconocimiento del mundo.
Esto me lleva a advertir que este juego no es para todo el mundo. Si eres una persona altamente sensible, antes de jugarlo deberías saber que te puede hacer daño. Por su capacidad de inmersión, el juego hace que sea muy fácil meterse en la historia y sentir lo que siente el protagonista. Y su historia es una historia triste. Así que hay que ir con cuidado. La misma advertencia va para las personas que estén pasando por una fase de duelo: quizás no sea el mejor momento para jugarlo, porque puede que haga aflorar sentimientos muy profundos y dolorosos.
O puede que sí que sea el momento, quién sabe. Yo lo jugué en plena fase de duelo y por eso me caló tan hondo. Pero también supuso que el final del juego fuera como una puñalada en el corazón que no dejaba de sangrar. De haberlo sabido probablemente lo habría jugado igual, o incluso con más ganas. Pero al menos me habría ahorrado un poco de sufrimiento. Por eso creo que es mejor ir advertido.
Rime es un juego producido por un estudio español llamado Tequila Works. El juego ha pasado por muchas fases durante su desarrollo y al final ha acabado siendo algo un poco distinto de lo que tenía que ser en un principio (os invito a buscar información al respecto si os interesa el tema, porque está lleno de artículos al respecto y son todos la mar de interesantes), aunque de todos modos sigue siendo una pasada. Se nota que el estudio ha puesto mucho esfuerzo en su desarrollo y todo el juego en conjunto está mimado y cuidado al detalle. Es como una pequeña joya. 
Se trata de un juego de aventura, plataformas y puzles y está disponible en PS4, XboxOne, Nintendo Switch y PC, así que no hay excusa para no jugarlo.

La historia

La historia de Rime es muy sencilla y profundizar en ella es destrozar la trama, que hay que ir descubriendo a medida que se avanza.
En el juego encarnamos a un chico (o chica, al tratarse de un niño prepuber bien podría pertenecer a los dos géneros) que despierta en una isla desierta de aspecto casi paradisíaco, sin saber quién es ni cómo ha llegado hasta allí.
La isla posee restos de una antigua civilización, aunque todos ellos en ruinas, y los únicos seres con vida que parecen habitarla son las gaviotas, los jabalíes y las lagartijas. Pero lo que llama especialmente la atención del lugar es un gran faro, de varios cientos de metros de altura con una gran cerradura por ventana, que se eleva en el cielo, al otro lado de la isla.


Después de empezar a explorar el lugar, el protagonista (que no tiene nombre) despierta a un espíritu mágico en forma de zorro, que se convierte en su compañero de fatigas. Los dos iniciarán el camino al gran faro para desubrir qué esconde el lugar y también para recuperar los recuerdos que el muchacho ha perdido al llegar a la isla.
Pero el zorro no es el único que se interesa por el chico. Una figura encapuchada en una capa roja empieza a vigilar sus pasos desde la distancia, al poco de que éste emprenda su aventura.
A pesar de esa sencillez, Rime tiene un trasfondo que no se descubre hasta que se ha completado la historia (o hasta que alguien te haya destripado el secreto) y que le confiere una nueva dimensión bastante más melancólica a la trama. Cuando juegas al juego por segunda vez y vas observando los detalles, descubres todo un nuevo plano que en un primer momento pasa desapercibido. Por eso también es interesante volver a jugarlo, no sólo para completar aquello que has dejado en el tintero la primera vez, sino para vivir de nuevo esa historia que quizás habías pasado por alto.

El apartado gráfico y la BSO

Rime es un juego que entra por los ojos y también por los oídos.
De buenas a primeras, el estilo cel-shading hace pensar en otro juego: Journey. Y lo cierto es que si has jugado al Journey quizás sientas que los dos te transmiten sensaciones parecidas, porque ambos tienen algo en común: lo importante no es combatir, ni ganar, ni enfrentarte a ningún enemigo; lo que realmente importa es disfrutar del viaje y de las sensaciones que vives al realizarlo.
En cuanto al diseño, la isla en la que nos encontramos y los restos de las edificaciones que hay en ella (la mayoría de ellas abiertas y de color blanco), nos hacen pensar en algún lugar mediterráneo, con detalles tan cercanos para los que vivimos en la costa mediterránea como son los pinos, las gaviotas o los jabalís (¡o las medusas!), que te hacen sentir como en casa. Confieso que toda esta estética hizo que el juego me calara aún más hondo, porque lo sentí como algo muy cercano, algo que podía vivir si salía de casa y me iba a dar un paseo cerca del mar.
Respecto a este diseño, Rime tiene claras referencias a las películas del Estudio Ghibli (algo que también ocurre con la BSO y la historia en sí). Pero, por lo que he podido leer en algunos artículos, también pinturas de artistas como Sorolla o Dalí han influido en ese apartado.


Otro detalle destacable es el ciclo de día/noche que vivimos en la isla, y que tiene una duración aproximada de 20 minutos. Así, mientras exploramos, el sol va haciendo su camino por el firmamento, así como la luna y las estrellas, mostrando un paisaje a veces diurno a veces nocturno, siempre presidido por el gran faro.
La música que acompaña al juego es una auténtica preciosidad y consigue sumergirte de lleno en la historia, creando variaciones de una misma melodía que reflejan perfectamente lo que sucede en cada capítulo, arrancándote sensaciones de alegría, de frustración o de tristeza que te hacen sentir todavía más protagonista del viaje que estás realizando.
El tema principal del juego, La canción del mar, con letra en español, hace que se te erice todo el vello del cuerpo. Os invito a escucharlo, aunque no penséis jugar al juego, porque os prometo que merece la pena. Se trata de una canción melancólica y desgarradora que te transporta a la misma isla del juego.

La jugabilidad

Rime no tiene grandes secretos en cuanto a jugabilidad y se trata de una aventura indicada incluso para los que no están acostumbrados a jugar a videojuegos. No es muy largo y puede completarse en unas 15-20 horas dependiendo de si vas al grano o prefieres explorar libremente la isla.
El objetivo es llegar al gran faro a través de los distintos parajes, para descubrir quiénes somos y qué nos ha llevado hasta la isla.
El único jugador controla al protagonista y puede moverlo libremente por el entorno que ya ha sido explorado. Se puede saltar, subir acantilados, nadar. Para ir avanzando hay que ir resolviendo puzles que desbloquean el camino y abren las puertas que están selladas. Se trata de puzles de lógica muy sencillos, como colocar objetos en el lugar adecuado, encontrar la manera de abrir varias cerraduras al mismo tiempo valiéndose de objetos que se encuentran en los alrededores, etc.


El zorro que nos acompaña en la historia nos marca en todo momento el camino a seguir y si sólo buscas completar el juego es casi imposible perderse. Eso sí, si se quiere ir un poco más allá para completar la colección de objetos y accesorios hay que dejar un poco a un lado el camino principla y explorar libremente la zona. Algo que también resulta estimulante por todo lo que se va descubriendo durante el camino.
Nuestro protagonista puede realizar varias acciones. En PS4, que es en la plataforma en la que yo he jugado, con el botón X salta, con al botón O se arrodilla o se descuelga por los acantilados, con el botón hace otras acciones como coger objetos o soltarlos y con el botón grita, canta o expresa sus emociones con gemidos u otros sonidos. Esta última puede parecer una función un poco extraña, pero los gritos y los cánticos tienen mucho peso en la jugabilidad.
De ese modo, todo es tan fácil como ir avanzando y explorando, y si por algún descuido el personaje muere (ya sea porque cae desde un acantilado o porque se ahoga), aparece automáticamente en el punto en el que ha muerto, sin ningún percance.

Opinión

Rime es de esos juegos que nunca me cansaría de recomendar, una de esas experiencias que hacen grandes los videojuegos y los convierten en auténticos viajes, en auténticas aventuras, que te llenan y te satisfacen tanto o más que un buen libro o una buena película, porque el hecho de que hayas participado activamente en el devenir de la historia te la acerca a ti hasta convertirla en una vivencia propia.
Me gusta especialmente que en este juego no tengas que competir, ni luchar contra un enemigo o contra ti mismo, ni desarrollar tus habilidades para pasar al siguiente nivel. Sólo tienes que disfrutar del viaje. Y no es que no valores los juegos que poseen esos elementos, pero lo cierto es que agradezco muchísimo que también haya historias más sosegadas como la que nos trae este videojuego. En parte me hace pensar en las aventuras gráficas que tanto disfrutaba de niña, pero con un componente de exploración que lo lleva a otro nivel.
Me lo he pasado genial con esta aventura, tanto por su jugabilidad (sencilla, sin violencia), como por su historia, que me ha tocado de forma especial. Además, la parte de mí que adora la ilustración y disfruta de la música como canalización de los sentimientos ha sentido una conexión muy especial con el juego, tanto por la belleza de sus gráficos y diseños, como por lo profundo de sus melodías. A día de hoy sigo poniéndome la BSO del juego a veces, y llorando amargamente con el tema principal, La canción del mar.
Así que os lo repito una vez más: no dejéis de darle una oportunidad si creéis que encaja con vuestros gustos. Seguro que no os arrepentiréis.


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